Publicado hoy en El Periódico de Aragón
“De
mayor yo quiero ser mujer florero, metidita en casita yo te espero”. Créanme,
yo desconocía los errores que haya podido cometer Iñaki, mi esposo. Siempre he pensado, por ejemplo, que nuestra
residencia barcelonesa del Pedralbes, más los pisos y los garajes adquiridos en
Palma y Terrassa han sido exclusivamente fruto de nuestro trabajo y del buen
hacer de mi marido y sus colaboradores. De hecho, trabajaban a veces hasta
altas horas de la madrugada y yo me acercaba solo por si querían una copa o
alguna otra bebida.
“Las
zapatillas de cuadros preparadas, todo limpio y muy bien hecha la cama. De
mayor yo quiero hacerte la comida mientras corren los niños por la casa”. Es
igual que cuando firmamos en la notaría la hipoteca de 5 millones de euros para
instalar nuestro hogar en la casita de Pedralbes. Tenia mis dudas, pero confié en Iñaki, que es
el más preparado en cuestiones de dineros y finanzas. Pero eso no fue lo peor, pues
después me tocó principalmente a mí reformar de arriba a abajo la casa con tres
millones más que Iñaki me fue suministrando para dejarla confortable. Quedé
verdaderamente agotada por tanto trabajo.
“Y aunque poco nos vemos, yo aquí
siempre te espero, porque yo sin ti no
soy nada”. Mi padre se enfadó un poco
con algunas cosas que Iñaki hizo quizá algo precipitadamente, pero vi que todo
se iba resolviendo pronto y bien. De hecho, tuvimos la suerte de trasladarnos a
una casa estupenda en Washington debido a los compromisos laborales de mi
esposo como consejero y presidente de la Comisión de Asuntos Públicos de
Telefónica en Latinoamérica y Estados Unidos con un sueldo anual que rondaba el
millón de euros, lo que nos daba para vivir sin sobresaltos y con un finiquito
de 4,5 millones en caso de cese. En fin, que Dios aprieta, pero no ahoga.
“Quiero ser tu florero, muy contenta
cuando me das el beso de la semana”.
Ahora espero que Iñaki resuelva pronto y positivamente sus problemas con la
Justicia. Al parecer, el Instituto Nóos, una organización sin ánimo de lucro y
gestionada por mi esposo, firmó con varias administraciones públicas acuerdos
por un valor superior a 5,8 millones de euros, y han encontrado vínculos con la
sociedad Aizoon, de la que soy copropietaria al 50% con Iñaki. La cosa es que están indagando mi
responsabilidad en la comisión de
delitos contra la hacienda pública y/o blanqueo de capitales a través de Aizoon,
pero estoy tranquila, pues mi padre
dice que los abogados con los que ha hablado y se ocupan de mi caso saben
holgadamente lo que tienen entre manos.
“De mayor quiero ser mujer florero,
serán ordenes siempre tus deseos. Porque tu sabes más de todo, quiero regalarle
a tu casa todo mi tiempo”. Sí, yo firmaba,
pero solo en la confianza ciega en mi marido, que es quien sabe. Por mucho que alguna
gente malintencionada me haya querido involucrar en la venta de unas fincas sin
dar conocimiento de ello al fisco, afirmo mi inocencia. Siempre he cumplido con
mi deber de esposa, madre e hija, y mi implicación material en Aizoon y en algunas
gestiones personales de Nóos solo es debida a mi firme promesa ante el altar de
apoyar a mi marido en la enfermedad, en los contratiempos y en cualquier otro
avatar. Pero apenas me enteraba realmente de nada de lo que se me presentaba a
la firma o se estaba hablando en las reuniones del Consejo.
“Y por la noche te haré la cenita
mientras ves el partido o alguna revista. Y hablaré sin parar de mi día casero.
No me escuchas, no me miras, ¡ay cuanto te quiero!” Me he entregado desde niña a servir a mi patria como Infanta
y Duquesa. Recuerdo con especial cariño mi primera alocución pública con dieciséis
años en la base de Torrejón con motivo de la entrega de una bandera nacional. Y
mi primera embajada oficial en 1989 al presidir en Bruselas la entrega de una
escultura de Don Quijote y Sancho. O cuando, un año antes, fui abanderada del
equipo olímpico español en Seúl, donde fui suplente del equipo de Vela. Por
200.000 euros al año me he entregado en cuerpo y alma a los demás a través de
mis trabajos como directora del Área Social de la Fundación La Caixa
(desconozco si el puesto pasó por concurso público). Efectivamente, en abril de
este año decidieron imputarme en el caso Nóos, invocando la máxima de que “la justicia es igual para
todos”. Pues bien, ya veremos en qué queda la cosa, pero debo insistir en que no
sabía nada y que el juez plagió dicha máxima del discurso que mi padre
pronunció en su siempre entrañable discurso de Navidad en el año 2011: “la
Justicia es igual para todos”.
“Quiero ser tu florero” (Ella Baila Sola).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si lo deseas, puedes hacer el comentario que consideres oportuno.