Emilio Lledó publicó (Prensas
Universitarias de Zaragoza, 2009) el
delicioso libro la educación “Ser quien eres”, de enorme riqueza de contenido y
gran sencillez de exposición. Lo he leído y releído varias veces con verdadero
deleite.
Entre sus muchas y buenas ideas,
Lledó invita allí a re-pensar algunos de nuestros conceptos básicos, sobre los
que descansa nuestro discurrir por el mundo. Nos recuerda, por ejemplo, que
hace 1.500 años los griegos, tan machacados y vilipendiados hoy por los amos de
los mercados, estructuraron el mundo sobre palabras fundamentales que
expresaban las estructuras primeras de la vida: agua, tierra, aire y fuego. No
cayeron en la trampa de recurrir a supuestos mundos fuera de nuestro mundo y se
esforzaron por hallar una explicación estrictamente racional a los fenómenos
del mundo. Aquellos hombres fueron nuestros creadores, los creadores del deseo
de comprender y explicar mediante sus propios recursos humanos, auxiliados por
su razón y solo por su razón.
Así, lentamente, fueron
forjándose en paralelo unos conceptos o principios que siguen sirviendo de
referencia para el vivir y para el pensar. Lledó propone cuatro: Bien, Verdad,
Justicia y Belleza. Estos son los cuatro pilares sobre los que se asienta el
alma de un ser humano, principalmente si procede directamente de la cultura
griega y latina. Estas cuatro estrellas polares constituyen el horizonte de
todo ser humano, sin las que quedaría ciego, sin alma, sin equilibrio, sin la
confiada complementariedad del otro.
La educación no es otra cosa que
señalar, indicar, proponer el camino donde se va descubriendo la mirada
intransferible y única de cada persona en pos del bien, la verdad, la justicia
y la belleza. Esa mirada debe reconocerse desde el inicio en los límites de su
inteligencia racional, en la incesante aventura de aprender a amar sobre todas
las cosas al bien, la verdad, la justicia y la belleza. Un colegio religioso
hace trampa al suplantar ese camino y proponer otro camino distinto, donde la
razón está sometida a la fe, y los primeros principios se conjugan en singular,
al quedar condensados originariamente en un dios. En otras palabras, en una
escuela concertada (=privada y generalmente religiosa) hay un supuesto Ser
supremo del que depende todo y que subsume todo en sí mismo: un dios que es el
Bien, la Justicia, la Verdad y la Belleza infinitas. En la educación religiosa
se perpetra un timo original: el fruto del pensar racional griego sobre la vida
y el mundo (los cuatro elementos de la naturaleza y los cuatro conceptos
fundamentales) se transmutan en un pensamiento que procede de una supuesta
divinidad y debe acabar igualmente en
ella.
De ahí la necesidad de que la
educación sea pública, laica, autónoma, racional y crítica. De ahí también el
empeño de los amos de los mercados y de sus sirvientes clericales, dominadores
seculares de las mentes, en fomentar la escuela privada religiosa y desmantelar
la red pública de enseñanza.
Por lo demás, hoy, siempre con
Marisol y Cristina, el perroflauta ha visto desfilar ante sus ojos a miles de
personas, algunas de las cuales se han acercado y han saludado.
Al final, ya recogiendo los
carteles, un coche de la policía se ha detenido justo enfrente y un agente ha
descendido del vehículo con andares y gestos parsimoniosos. Venía porque
alguien había avisado a la policía de que en aquel portal había tres personas
molestando (¡!). Hemos estado hablando cordialmente con él unos minutos. Al
presentarse personalmente, nos ha informado de que es un subteniente de la
policía con su nombre y apellidos. Nos hemos despedido con abierta cordialidad.
Una vez más, un policía nos dice que muchos de ellos no ven con malos ojos lo
que cada mañana acontece en el portal de la Consejera.
Finalmente, Marisol y el
perroflauta han saludado a muchas de las personas de Stop Desahucios
concentradas en plaza de Aragón. El perroflauta los siente como sus compañeros
de camino, de aventuras y desventuras, también como sus hermanos. En esas
estaba, cuando el perroflauta motorizado ha visto a su hermana Alicia. Ha sido
la alegría última de la mañana.
Antonio, eres un fuera de serie (un crack, como se dice en lenguaje moderno). Es un orgullo y un honor tenerte como compañero en Attac.
ResponderEliminarGracias, Alberto. Es un orgullo para tod@s pertenecer a ATTAC y esforzarnos por hacer que otro mundo sea posible.
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